¿LA MECANTILIZACIÓN DEL TRAUMA?
Estos días he tenido un debate muy interesante acerca de la mercantilización del trauma. Ya
1 me había abierto los ojos a esta realidad con su primera frase en Una antropología del vacío:Vivimos tiempos en los que incluso nuestras heridas se monetizan. La soledad, esa compañera antigua del alma, ha sido convertida en industria.
Nunca me lo había planteado así. Esa idea de que estemos comerciando con el dolor, utilizando la salud mental y la soledad como mercancía, me genera repugnancia.
Pero el debate que menciono surge a raíz de una conversación con amigos, y no he dejado de darle vueltas porque el tema me ha interpelado con especial rotundidad.
Uno de ellos me compartía este hilo en X, donde @LosPajarosPican expone numerosos ejemplos de cómo - en su opinión - artistas y personas/personajes públicos han convertido el sufrimiento y ciertos problemas de salud mental en una herramienta comercial, parte del storytelling durante la promoción de su obra artística.
Te dejo una captura de uno de sus mensajes para que puedas hacerte una idea más concreta de lo que el autor comenta en este hilo, aunque mi recomendación pasa por que lo visites: sus argumentos son geniales y me han dado mucho que pensar.
Como te decía, llevo varios días sopesando esta cuestión sobre la cual me han surgido numerosas preguntas: para muchas no tengo respuestas claras, sino meras opiniones personales.
Espero que te resulten interesantes y te invito a compartir tu punto de vista en los comentarios tanto si estás de acuerdo con ellas, como si a tí te surgen otras preguntas o si no compartes mi opinión.
¿Están las productoras, editoriales y los propios artistas utilizando sus historias personales traumáticas o dolorosas como “clickbait” dentro de una estrategia de márketing?
Pues no dudo que en muchos casos sea así. Pero, ¿invalida esto la importancia de humanizar al artista y de dar visibilidad al tema de la salud mental, un tabú durante tanto tiempo? Quizá la cuestión aquí gire más en torno a la moralidad del asunto por cómo y cuándo se lleva a cabo, que en la propia visibilización de la causa.
¿Ayudan estas historias a romper con los tabús que rodean a la depresión, los trastornos de la personalidad y otros problemas de salud mental? ¿Ocupan un lugar en nuestra comunicación?
Creo que las generaciones jóvenes tienen mucho más integrados estos temas, tanto en su forma de tratar el trauma, el conflicto y el dolor como en el modo de relacionarse con estas situaciones. Aún queda mucho por hacer, sobre todo entre los millenials, boomers y generaciones anteriores, pero resulta evidente que un artista reconocido tiene un mayor impacto que cualquier campaña publicitaria, sobre todo cuando lo que cuenta refiere a su vida privada.
Ahora bien, que esté integrado en nuestro vocabulario y le demos más importancia que antes no significa que en la práctica real, esté teniendo tanta repercusión. Lo que veo en mi entorno es una sociedad en decadencia: bullying, relaciones tóxicas, un índice de suicidios que da pavor - cuyos datos llevan sin actualizarse desde 20192 -, violencia, soledad, desidia, apatía, desmotivación… Es necesario seguir visibilizando, pero más lo es aún movilizarnos para cambiar las cosas.
¿Se está fomentando desde el arte tratar el sufrimiento individual para evadir el problema colectivo tras ese dolor?
Quizá el motivo por el cual somos una sociedad en decadencia sea precisamente éste. Conozco un gran número de personas en mi entorno tratándose con medicación para la depresión y otros trastornos, y también trabajándose a nivel individual; ¿vendrá esto acompañado de un cambio colectivo posterior? Se me hace muy difícil aceptar la posibilidad de cambiar la sociedad sin atajar la raíz del problema, más aún hacerlo de manera aislada.
Desde luego, esta clase apolítica y su desfachatez unida a la sociedad del malestar en la que vivimos fomenta cada vez más la alienación del individuo: divide et impera es su lema. Y así nos tienen, que nos pinchamos ya y no sangramos. Da igual lo que nos hagan, no respondemos. Es descorazonador.
¿Es casual que todos los artistas/personajes públicos compartan sus experiencias justo al presentar un nuevo trabajo?
En mi opinión, resulta el momento más natural para acercarse al público general y a la vez, tiene sentido para dar contexto a un trabajo artístico. Si la obra refleja la situación por la que ha pasado el artista, explicar de dónde viene la letra de una canción o la inspiración para una historia, ayuda a comprenderlas mejor.
Aún así, hay quien encuentra sospechoso que esto ocurra justo al presentar un nuevo trabajo, más aún si dicha obra dista mucho de la calidad de otras previas, o si el artista lleva un tiempo “desaparecido” o su trabajo no está teniendo la acogida esperada.
¿Supone todo esto una banalización de la salud mental?
Sí, y esto es, para mí, lo más sangrante. Lo que no logro entender cuando un artista confiesa estar pasando o haber pasado por un mal momento, es por qué no descansan y paran. Y no dudo de la veracidad3 de sus propias historias personales pero sí que cuestiono cómo las abordan.
También me parece obvio que si alguien no está bien a nivel emocional, la obra refleje ese estado. El arte conecta con la emoción: la melodía de una canción, su instrumentación, la voz del artista, una novela, su ritmo y sus personajes, una pintura y sus colores… transmiten más allá de lo que oyen nuestros oídos o nos cuenta el papel. Y si el estado emocional de quien crea es triste o depresivo, eso se verá reflejado en su propia creación.
Quizá el artista debería preguntarse la conveniencia de, por ejemplo, comprometerse a una gira de 30 conciertos si psicológicamente no está en condiciones para ello,como le ocurrió a Alejandro Sanz. Tal vez el problema no sean los músicos, bailarines, pintores o escritores, - o tal vez sí - sino la propia industria del arte y la farándula, que les compromete y obliga a seguir en la rueda aún a riesgo de su propia salud.
En mi opinión, deberían ser los propios artistas los que den un golpe en la mesa y digan basta; eso supondría también comenzar a educar a los consumidores en un uso más sostenible de la cultura y el arte.
¿Se están mercantilizando el dolor y el trauma?
Sobre el tema también habla
en su artículo publicado en Medium Why I stopped selling my pain: on the commodification of trauma. Si tu inglés te lo permite, it’s a really good read, and pretty interesting too. Vamos, que lo leas 😂.En él la autora expone cómo el trauma personal se ha convertido en una moneda de cambio en redes sociales, usado para ganar atención, seguidores y oportunidades.
Hace una denuncia a la lógica capitalista que convierte el sufrimiento en contenido, y cuenta cómo ella misma fue víctima de ello: compartir su propia vida, marcada por experiencias traumáticas, le dio visibilidad pero también le generó un vacio emocional que le llevó, finalmente, a dejar de seguir compartiendo su historia. Hoy sólo lo hace desde la intimidad, el cuidado y la dignidad y, lo que es para mí la clave de todo, sin convertir su dolor en espectáculo.
En todo este guirigay4, lo que marca la diferencia es el show y la ausencia de moralidad no sólo al usar el trauma como herramienta monetizable, como comentaba Chus Recio, sino el hacerlo como gancho comercial sin profundidad para generar cierto revuelo y llamar la atención.
Pero…
¿Eso cómo se mide? ¿Cómo se sabe si se está haciendo por ese motivo?
Es muy complicado, aunque creo que puede palparse, sobre todo cuando el show o la intención de convertir pasa por encima del mensaje. Pero no todo el mundo es capaz de percibirlo, de ahí la dudosa moralidad del asunto.
¿Cómo sabemos, en realidad, si lo que nos cuentan es auténtico o parte de una estrategia de márketing?
Esto, me temo, es también muy difícil de saber; en general, en la persona que lo cuenta desde su autenticidad, la emoción y el dolor es palpable. Pero la pregunta aquí sería: ¿por qué ahora? ¿se hace porque hablar de salud mental “está de moda”? ¿Como gancho para manipular las emociones o inducir a que alguien compre más discos o vaya a una exposición? Mi sensación es que la línea aquí es muy fina. Yo misma creo que me guiaría por mis propias emociones y lo que me transmita el artista en cuestión. Vuelvo a la reflexión anterior.
Y si es una estrategia de márketing, ¿está mal? Es normal querer vender más, ¿no?
Sí, querer vender más es algo muy lícito. Pero para conseguirlo, no todo vale. Por ejemplo, si se usa el contenido emocional desde el show sólo como gancho comercial o para generar polémica sin profundidad ni respeto, y puede ser el caso en algunos ejemplos de cantantes, artistas y otros personajes, más o menos famosos.
Tampoco vale exponer el dolor ajeno sin consentimiento o sin marco ético; ni cuando se hace para generar culpa, manipular emociones o inducir acción comercial de forma forzada. Deben imperar ciertos principios morales, donde el respeto tiene un valor fundamental.
Entonces, ¿está mal compartir contenido emocional, o hacer referencia a ello?
Tengo la firme convicción de que NO, no está mal compartir contenido emocional, siempre que se haga con respeto, intención clara y cuidado por el contexto. No convertir la experiencia en espectáculo - intuyo que es el principal problema dentro del tema que concierne a este artículo - y hacerlo desde la honestidad y el respeto puede convertir esa experiencia traumática en algo muy valioso, para la persona que lo ha sufrido pero también para quien lo recibe cuando
lo haces de la experiencia personal, con honestidad y sin instrumentalizar el dolor.
si el objetivo es acompañar, sensibilizar, inspirar o abrir conversación.
si hay cuidado por los límites, tanto tuyos como del público (por ejemplo, advertencias de contenido delicado si es necesario).
no se convierte en marketing de la vulnerabilidad, (lo que algunos llaman trauma porn, vamos, el morbo por el dolor del otro de toda la vida, o vulnerabilidad estratégica).
Confieso que este tema me ha dado para dos publicaciones (he descubierto que hay límite de palabras en Substack) así que ya te advierto que tengo preparado un artículo extra para la semana que viene donde vendré a hablarte de mi libro 🤣… No literalmente: quiero decir que, al hilo de la importancia del contenido emocional, te contaré por qué empecé a compartir mi historia personal y qué ha supuesto para mí hacerlo.
Creo firmemente que un cambio en todos los relatos imperantes es esencial, o no hay quien nos salve de este entramado de locura en el que andamos enredados.
Me despido hasta la semana que viene, como siempre
Desde el corazón,
Laura
💡 Por si puede ser de tu interés ( hoy las recomendaciones llevan un extra de contenido emocional):
📝 Artículo destacado- No estás sólo
Artículo externo recomendado - La cultura del trauma y la mercantilización de la salud mental
🎙️ Episodio 3 - El Podcast de Laura - Sobre la amistad desde la alta sensibilidad
Nuevos servicios - Copywriting con alma
📚 Libro recomendado. Wish You Were Here, Jodi Picoult.
🚪 Antes de marcharte, te invito a que te tomes un té aquí y me conozcas un poco mejor.
Ese artículo o cualquier que escribe Chus es una exquisitez.
El INE refleja 3671 muertes por suicidio en 2019, año más reciente de actualización. Hace 6 años ya. Me pregunto por qué no se han recogido estos datos desde la pandemia. ¿No resulta curioso?
Aunque después de la confesión de Frank Cuesta hace unos días y su rectificación horas después, yo ya no sé qué creerme y qué no. No hablemos ya de la cantidad ingente de casos de corrupción y escándalos que rodean al gobierno, del apagón, robo/sabotaje de cables en las vías ferroviarias… Cada día tengo más preguntas y nunca respuestas.
Jaleo, o galimatías. Según la RAE:
m. Gritería y confusión que resulta cuando varios hablan a la vez o cantan desordenadamente.
m. coloq. Lenguaje oscuro y difícil de entender.
A mi también me resuena mucho este tema. Hay una herida fundamental de separación que es común a todos, seamos conscientes o no , yo lo llamaría “la grieta fundamental “ , el arte habla de esa herida que nos concierne como humanidad. Algunos artistas concretan la herida en su trauma personal y la comparten de modo más o menos evidente , el que coincida con un nuevo lanzamiento tiene su sentido porque cada nuevo proyecto viene de una nueva semilla y al compartir el proyecto puede que el artista lo quiera explicar desde ese lugar. A mi me cuesta explicar un proyecto, me debato entre la intimidad y la manifestación, entre la vergüenza y el miedo, es un tema complicado, la verdad. También es cierto que aún no he empezado a vender, estoy averiguando también el porqué de esto…Estoy totalmente de acuerdo en que cuando se comparte desde la honestidad, la valentía y sin hacer pornografía , se nota. Gracias por sacar el tema y hacer que nos paremos a reflexionar sobre esto.
Hola, Laura. Me siento un poco ajena a esta tendencia que mencionas de convertir el trauma en un espectáculo, pues voy con mucho cuidado de no rebasar ningún límite (ni mío, ni de quien me lea), y soy bastante celosa de mi intimidad (y, sobre todo, de mis vulnerabilidades).
Pero tu carta me deja pensando: ¿será estratégica mi vulnerabilidad? ¿O es sólo que voy con mucho ojo en qué cuento, y qué no? Creo que es más lo segundo, pero la duda se ha quedado rondándome. Le daré una vuelta...
Gracias bonita! A la espera quedo de tu siguiente carta. 😊