Dicen que Málaga está de moda. Un destino paradisíaco de vacaciones, sobre todo en agosto: su tiempo, sus playas, su ambiente, su oferta gastronómica y cultural, su gente… Todo ello atrae a los más curiosos (¡ay, esos vídeos de IG con espetos y copita de vino a la orilla del mar!) a visitar la ciudad.
Así que nosotros, los malagueños, como buenos andaluces que somos, sabiendo que nuestra ciudad lo está petando, damos la bienvenida a todo foráneo con la mejor disposición posible. Les abrimos los brazos y los tratamos como si fueran de nuestra familia. ¡Hasta adaptamos nuestros bares y nuestras tiendas al turismo! Que si hace falta abrimos de noche y de día, ¡ni los domingos cerramos!
Tan hospitalarios que peatonalizamos el centro para que paseen a gusto, sin contaminación y con tranquilidad durante el día. Y se vayan de fiesta por la noche, coman pescaíto y beban moscatel a precios que nosotros mismos no podemos pagar. Pero no pasa nada, mientras ellos estén a gusto y hablen bien de Málaga. Y sobre todo que quieran volver.
O ampliamos nuestro puerto a los cruceristas. Es que, a ver, ¿cómo no vamos a ofrecerles lo mejor si vienen a gastarse un promedio de 60 euros por persona y día en la ciudad? Y fíjate, ¡hasta 15 cruceros en agosto! Y uno de ellos con capacidad para 6880 pasajeros. Oye, que si en esos 12 días yo no puedo bajar al centro o me tengo que ir de mi ciudad para que ellos la disfruten, ¡no hay más que hablar! ¡Málaga es toda suya!
Y ya para qué hablar de la feria y sus despedidas de soltero, por favor, ¡háganse ustedes polvo disfrutando de nuestra ciudad, beban Cartojal, bailen reggaeton y hagan la conga hasta la extenuación y luego si eso dispongan de sus desechos en cualquier esquina, que no hay problema! Estaremos encantados de limpiar sus vómitos, meados y otros restos resultado del despiporre máximo. ¡Y vuelvan ustedes cuando quieran!
Somos abiertos, generosos, alegres y hospitalarios, de eso no hay duda. ¿Que tenemos que irnos a vivir a los pueblos de los alrededores para que Málaga siga la estela del éxito de grandes ciudades como Barcelona, Madrid, Mallorca, o Venecia? Nuestro alcalde es el primero que nos invita a abandonarla, que dice que no hay ningún problema.
Basta con planificar la construcción de vivienda pública a casi 4 años vista en terrenos bien alejados del centro. Con una buena red interurbana de transporte de calidad y carreteras como las nuestras ¿cómo poner pegas a vivir en Campanillas, Cártama, Alhaurín o Villanueva del Rosario, y su oferta cultural reciente? Que esto de ser de Málaga y tener que vivir fuera del área metropolitana, en palabras de nuestro alcalde “tiene una importancia relativa” y que “es algo que pasa en todas las ciudades del mundo”.
Así que, ¡andando! Marque usted, Paquito, el camino a la excelencia que con todo el gusto los malagueños dejamos las viviendas en nuestra ciudad al alquiler turístico, el turismo de lujo y de calidad y sobre todo el capital extranjero. Ya si eso nosotros nos buscamos la vida en otros municipios… o debajo de un puente, que es una opción, con este buen tiempo que hace todo el año. Dejar nuestra ciudad para que la disfruten otros es el mejor acto de amor de cualquier ciudadano de bien.
¡No lo duden, y vengan ustedes a catapultar a Málaga la bella a la cúspide de la fama! Por aire, tierra, o mar, que aquí hay de todo. Y si puede ser en agosto mejor, que es canelita en rama. Que mientras ustedes disfrutan de mi ciudad y de mis fiestas, ya si eso me voy yo al Congo.
Y allí me visto de marenga con mi biznaga, mis lazos y mis castañuelas, me bailo unas malagueñas y unos verdiales, y brindo a su salud con mi copita de moscatel y un buen platito de almendritas tostadas (¡aaay, qué ricas están!).
¡Enga, noh’ vemoh’!
Dehde er Congo,
Laura
PD. A los reventaores, esos haters malagueños. En verdá, teníaih razón: ¡ehto e' un mohón y encima er Málaga en zegunda!
*canelita en rama: lo mejor de lo mejor, de excelente calidad
¿Y será que el sarcasmo me viene de haberme criado en málaga y ni me di cuenta?
Gracias por el té ;)